Historia
La primera cita documental que hace referencia a Moncofa consta en la Crónica V de Jaime I, que relata la rendición de los castillos de Uxó, Castro y Nules. En ella se explicita que el pacto se concertó cerca de la Rápita, la cual en tiempos de los sarracenos tenía por nombre Mácofa, mencionando que el encuentro con los musulmanes tendría lugar en un higueral cerca de Mácofa que pertenecía al castillo de Nubles.
El año 1251 Jaime I enfeuda el castillo de Nules y sus tierras a Guillem de Moncada, su lugarteniente, el cual en el castillo de Onda, el día sexto de las kalendas de enero de 1254, otorga carta de Poblamiento del «lloch» de Moncofa a Bernat Mestre y treinta y siete pobladores más, conforme «als costums» de Barcelona. A los repobladores no se les otorgaba la propiedad íntegra de las tierras abandonadas por los musulmanes como fue el caso de Moncofa.
Las tierras se otorgaban a cambio de unos pagos en dinero o de una parte de la cosecha. Sería pues, una propiedad compartida entre el señor y los repobladores. Este tipo de relación socioeconómica perduraría hasta el siglo XIX en que se dicta la disolución de los señoríos.
por Eduardo Canós Rius
En 1310 Ramón de Moncada vende el «lloch» de Moncofa situado en el término de Nules a Bernat d’Esplugues, ciudadano de Valencia, por «denéu mil cinc cents sous y set censals». El rey Pedro I realiza la venta.
El mismo monarca advierte años después a Guillem Ramón de Moncada, acerca de un nuevo tributo impuesto por éste a sus vasallos de Nules y Moncofa. Al no retirarlo se le impone una sanción de diez mil sueldos.
En el año 1316 Gilabert de Centelles compra a su suegro Ramón de Moncada el castillo de Nules y sus tierras con la «pobla» de Moncofa con lo que pasa a ser el nuevo señor de la baronía. El obispo de Tortosa Berenguer de Prats concede a Gilabert de Centelles la mitad de los diezmos de los frutos que se establecen en las nuevas tierras de cultivo -les palafangues- de la marjalería de Nules y de Moncofa, y aconseja poner mojones a los límites de las nuevas tierras.
La partida de Beniezma, se cita en la donación por parte de Gilabert de Centelles a Pedro Centelles, preceptor de la catedral de Valencia, de tierras y una heredad allí situada, según escritura fechada en Moncofa, el 1 de junio de 1319.
El monarca Alfonso el Benigno en 1329 otorga a los tutores de Gilabert Centelles, heredero del señorío de Nules, la facultad de asignar terreno en Moncofa para construir la Iglesia, así como la casa y un huerto para el párroco. Por aquel entonces-1325- «la parrochia de Moncofa paga «tres cents sous de delmes» a la catedral de Tortosa.
En el testamento de Gilabert Centelles, fechado el 14 de noviembre de 1365, deja para «les obres i iluminaria de la yglesia de madona sancta María Magdalena del lloch nostre de Moncofa dos cents sous de la dita moneda».
Durante este siglo nuestra villa y las de su entorno se verán involucradas en la Guerra de la Unión entre la nobleza y la monarquía de la Corona de Aragón. Fueron, además, los años del azote de la peste negra que diezmó nuestra población, uniendo sus estragos a los producidos por la guerra.
Durante el reinado de Pedro IV se levantó la muralla- «mura» entre 1330 y 1340, con la finalidad de defender a las villas de poco vecindario como Moncofa del bandolerismo y de los ataques de los piratas, que en sus incursiones desde el mar saqueaban a las poblaciones costeras. El recinto amurallado de Moncofa disponía de dos puertas de acceso una al norte, el portal de Nules, y la otra al sureste, el portal de la Mar con una torre aneja.
por Eduardo Canós Rius
Las grandes tribulaciones de aquellos años como consecuencia de las fiebres producidas por las plantaciones de arroz, que obligaron a prohibir su cultivo, los continuos ataques de la piratería a las zonas costeras, más el azote periódico de la peste, que no desaparece totalmente fueron los hechos más relevantes del s. XV.
Pero el acontecimiento que más impactó en el sentimiento de los vecinos de Moncofa fue la llegada a nuestra playa de la imagen de Santa Mª Magdalena en la nave capitaneada por Bemardo de Centelles, y que procedía de la ciudad de Marsella. Este hecho, considerado por nuestros antepasados como extraordinario, y en cierto modo milagroso, por las circunstancias que enmarcaron el desembarco, ocurrió en el otoño de 1423, reinando Alfonso V el Magnánimo. Probablemente, para conmemorar este evento se levantó una primitiva ermita bajo la advocación de nuestra patrona sobre las ruinas de la antigua rápita árabe.
por Eduardo Canós Rius
Desde el S XIV, documentalmente, se considera a la playa de Moncofa como el embarcadero del señorío de Nules, destacando la pesca como actividad importante. Esto contribuyó a que entrado el S XVI, el monarca Carlos I autorizara a los naturales del señorío, así como a forasteros a poder embarcar y desembarcar todo tipo de mercancías en nuestra playa. La actividad pesquera continuaría hasta la primera mitad del S XX.
En el mismo reinado, se produjo la luctuosa contienda de las «Germanies». Moncofa, las villas del señorío y Burriana tomaron partido por el rey, siendo derrotado los «agermanats» en las cercanías de Sagunto.
Continua en nuestra villa la preocupación por el saneamiento de las marjales y su transformación en «noves palafangues». Pero las aguas estancadas de las marjalerías y las procedentes de las riadas del Belcaire, durante los meses de calor siguieron haciendo estragos en la salud pública, con enfermedades endémicas como la terciana y la cuartana.
Las repetidas incursiones berberiscas en nuestras costas se multiplicaron (Oropesa, Castellón, Vila-real, Chilches, …) . Estos acontecimientos obligaron a construir en la costa torres vigía (torres de guaita) o remodelar las ya existentes como ocurriera con las de Almenara, Beniezma (Moncofa), Burriana, entre otras. Por el mismo motivo Felipe II ordena el reforzamiento de las murallas de las villas y de las ciudades próximas a la costa. La Torre de Moncofa estuvo custodiada por cuatro guardias de a pie y cuatro de a caballo.
A mediados del S XVI, los «consells de Vilavella, Nules, Mascarell i Moncofa» que formaban el señorío de los Centelles, levantan pleito contra ellos para pasar a la jurisdicción real alcanzando tal propósito por real sentencia en 1582. A partir de esta fecha, Moncofa y las demás villas del señorío de Nules se regirán por los fueros de la corona y dispondrán de la misma forma de gobierno que las villas reales como Burriana o Vila-real.
por Eduardo Canós Rius
Dos hechos importantes quedan vinculados a la historia de Moncofa: la expulsión de los moriscos y la construcción de una nueva iglesia.
En 1609 el monarca Felipe III decreta la expulsión de los moriscos del Reino de Valencia, como colofón de medidas decretadas en el siglo anterior y del malestar creado entre la población por las revueltas de los mismos en las zonas montañosas del interior. La Torre de Moncofa se convierte una vez más en protagonista al embarcar en su playa unos cinco mil seiscientos moriscos, bajo el mando del capitán Gaspar Vidal. Eran moriscos procedentes de la vega del Palancia, de la sierra de Espadán y de la zona del Mijares, es decir, del ducado de Segorbe. Otras fuentes documentales elevan la cifra de embarcados en nuestra playa aproximadamente diez mil.
El año 1617 los jurados de Moncofa y de otras villas de La Plana a instancia del rey, se dirigen al Papa Gregorio XV suplicándole la declaración dogmática de la Inmaculada Concepción.
El monarca Felipe IV en su viaje de Valencia a Barcelona pasó el día 4 de mayo de 1632 por las cercanías de nuestra villa. Los «jurats» y todos los «oficlals» acuden al camino real para darle la bienvenida y besarle las manos en señal de vasallaje, ofreciéndole el servicio de una cantidad determinada de libras » lo qual servicil agrairia Sa Majestat molt y que ho tendría en memoria». Este acto se repetía en cada villa por donde pasaba el cortejo real.
Fueron estos años pródigos en calamidades; a las salpicaduras de la guerra de Cataluña, que fueron muy sentidas en nuestra Gobernación del «riu de Uxó», se unio de nuevo la peste, que por los años 1647 y 1648 causó gran mortandad, llegando a prohibir en algunas villas, como Castellón, la entrada de personas y productos procedentes de Moncofa y de otras localidades, donde la epidemia se había cebado de manera desmesurada. Tal era el desconcierto y la falta de autoridad, que prosperó el bandolerismo, viéndose los jurados de las villas de La Plana a pagar para formar una columna de tropa para defender de tales tropelías a nuestros pueblos.
La segunda mitad del siglo vivió expectante con la construcción de la nueva iglesia, de mayores dimensiones que la antigua, pero el contrato de derribo de la primera y la edificación de la nueva, no se formalizaría hasta el treinta de junio de 1691.
La nueva iglesia respondía a los gustos de la época, con fachada de transición entre el barroco y el neoclásico valenciano, interiores barrocos, preservando de la antigua iglesia el retablo del altar mayor.
La junta parroquial formada por el cura párroco José Catalá, el «batle» Miguel Maciá, el justicia Ignacio Bonet, los cónsulles Jose Alós y Cristobal Muñoz, el edil Baltasar Maciá, el síndico Bartolome Alemany, Miguel Juan Castellá, guardia de a caballo, Antonio Martí y Antonio Roque Aman «guardias de a pie y Antonio Navarro maestro de obras, todos ellos habitantes de Moncofa, formalizan el citado contrato con el constructor y arquitecto de Segorbe Francisco Lasierra ante el notario Vicent Sans de Valencia.
El presbiterio fue reformado de nuevo en 1796 según la tendencia neoclásica.
por Eduardo Canós Rius
La guerra de Sucesión trae nuevos desastres y sacrificios pecuniarios a los consejos de las villas.
Los migueletes que patrullaban por nuestra zona cometieron muchos desmanes en nuestra villa. Se acercan las tropas borbónicas defendiendo los derechos de Felipe V contra Carlos de Austria, a quien apoyaba la mayoría de las ciudades del Reino de Valencia.
Fue significativo que el obispo de Tortosa expulsado de Cataluña el año 1705 por ser partidario de Felipe V se estableciera en la villa de Nules donde residió más de un año, «y zelebró tres veces órdenes generales, administró el santo sacramento de la confirmacion en varias ocasiones , assí a los niños de Moncofa, Nules y Vilavella…»
En julio de 1707 se constituye el primer ayuntamiento al estilo de Castilla, con alcalde, regidores, alguacil y escribano. Este primer ayuntamiento lo formaron el alcalde, el justicia y como regidores los jurados, es decir, las mismas personas que formaron parte del «consell foral anterior».
A finales de siglo en 1793 Moncofa tenía 200 casas habitadas y 900 vecinos, los campos producían granos (60 cahices), «judías (10 cahices), aceite (350 arrobas) y algarrobas (1500 arrobas). También se cultivaba la morera y la viña.
El siglo XVIII puede considerarse como un periodo de recuperación en todos los sentidos.
por Eduardo Canós Rius
En el año 1802, el camino real vuelve a ser acontecimiento para nuestra villa y su vecindario que presidido por el ayuntamiento salen a saludar y rendir vasallaje a sus majestades Carlos IV y María Luisa, que con los de Etruria, el príncipe Fernando, los infantes y el primer ministro Godoy pasan en dirección a Valencia desde Barcelona.
Una real orden publicada por razones de salud pública ordena que los cementerios (fossars) ubicados en el núcleo urbano fueran trasladados fuera de las poblaciones. Se clausura por tanto el «fossar» que había junto a los muros externos de la iglesia y se construye uno nuevo con calvario de acceso en el nuevo camino de Xilxes.
En 1850 se construye el primer edificio del nuevo ayuntamiento entre la plaza Mayor y la calle San Antonio.
El ensanche urbano hacia el norte y el sur respectivamente siguiendo el eje vial que cruzaba la villa, obliga a derribar gran parte de las murallas, aprovechando sus materiales para la construcción de las nuevas casas.
Durante esta época el conde de Cervelló poseía tierras y casas en Moncofa.
Como afirmara un siglo antes Antonio José Cavanilles el río Belcaire continuaba haciendo estragos en sus periódicas avenidas, destruyendo propiedades y sus aguas encharcadas en verano eran causa de enfermedades.
por Eduardo Canós Rius
Al comenzar la centuria Moncofa cuenta con una población de 1820 almas, contabilizándose 3688 a finales de la misma según el padrón municipal de 1994. Los datos de población se reflejan en el siguiente estudio de población:
Población de Moncofa a lo largo del siglo XX
Año | 1786 | 1857 | 1910 | 1930 | 1950 | 1960 | 1970 | 1981 | 1991 | 1996 |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Habitantes | 715 | 1113 | 2224 | 2711 | 3194 | 3252 | 3183 | 3433 | 3487 | 3610 |
El pueblo que a finales del siglo XVIII había empezado a ensancharse siguiendo el eje norte-sur, lo hace ahora siguiendo el eje este-oeste, sobretodo a lo largo del camí La Vall.
En 1890 Vila-real y Burriana cultivan las primeras plantaciones de naranjo, que transformaría la economía de los pueblos de la Plana, al extenderse rápidamente dicho cultivo por todas sus tierras.
La exportación de cítricos a principio de siglo se realizaba a través del puerto de Castellón y de los embarcaderos de Burriana y Moncofa. El embarque se hacía por medio de barcas que transportaban las pesadas cajas de naranjas a los barcos fondeados mar adentro.
En los almacenes que había en la calle San Pascual o en el poblado marítimo, las mujeres confeccionaban las cajas, las cuales eran transportadas hasta la zona de embarque con carros tirados por caballería.
Debido a que en el mes de enero los vecinos de Moncofa estaban metidos en plena campaña naranjera, como ocurriera en otros pueblos de nuestra zona, las fiestas patronales, en nuestro caso las de «Sant Antoni», fueron trasladadas al tercer domingo de octubre, antes de la siembra del trigo y de la recolección de la naranja. Con la aparición de variedades más tempranas, en 1986, estas fiestas fueron trasladas al primer domingo de octubre, año en que se hacen cargo de las mismas la agrupación de PEÑAS, ya que antes las organizaban clavarios.
Continua practicándose la pesca de bou hasta mitad de siglo. Nuestra playa tenía pósito de pescadores con 160 embarcaciones y tenia escuela de orientación marítima. La energía eléctrica fabricada por un generador propied de Vicente Ramón Alós vecino de Moncofa llega al pueblo en 1914 y a la playa en 1925, año en que se inaugura la fuente de la plaza de la Iglesia. La guerra de 1936 fue un triste paréntesis para nuestra historia, el pueblo quedó casi en su totalidad derruido, viéndose los vecinos obligados a evacuarse a zonas más seguras.
Entre 1941 y 1944 se reconstruye la iglesia parroquial, la ermita, el matadero y los lavaderos, dentro del programa de Regiones Devastadas. Posteriormente se inaugura la estación del ferrocarril y se construyen dos barriadas de casas nuevas dentro del programa de reconstrucción citado con anterioridad.
La posguerra fue un duro periodo de penalidades y privaciones, era la época de las cartillas de racionamiento y del estraperlo. Pero poco a poco con el esfuerzo de todo el pueblo comienza la recuperación económica. Con la llegada de los turistas comienza el auge de nuestra playa. La agricultura rica y variada en hortalizas, cítricos y frutales va dando paso a la industria cerámica.
El himno a Moncofa, compuesto por Pascual Rius Martí y Eugenio Martí Catalá, sintetiza la manera de ser de nuestra gente y la belleza que caracteriza nuestra tierra.
Me gustaría hacer constar al finalizar esta breve reseña de nuestra historia, mi reconocimiento personal a los vecinos de Moncofa, los cuales movidos por un profundo sentimiento de amor a nuestra tierra, han prestado su colaboración en esta obra, hecho que simboliza nuestra identidad colectiva, el orgullo que sentimos por nuestro pasado histórico para vivir un hermoso presente, fruto del esfuerzo de todos, que nos hará soñar en un prometedor futuro para nuestra comunidad.
por Eduardo Canós Rius